Hay una pregunta bastante conocida, cuyo objetivo es demostrar que Dios no puede existir. Es la siguiente: ¿Puede Dios crear una piedra tan pesada que Él no la pueda levantar? El argumento es que si la respuesta es “sí”, entonces Dios no es omnipotente pues no puede levantar la piedra. Si la respuesta es “no”, Dios no es omnipotente porque no puede crear la piedra. Sea como sea, Dios no es omnipotente. Como Dios, si existe, debe ser omnipotente, la conclusión es que Dios no existe.
He visto muchas respuestas a esta pregunta y ninguna me ha satisfecho del todo. He acabado creando la mía. Hay un punto crucial en la respuesta. Para que se entienda bien, voy a empezar desde muy lejos e ir despacio hasta llegar a este punto. Vamos allá.
Vamos a ir haciendo preguntas que se vayan acercando a la que queremos responder. La primera es ¿Puede Dios lkaxdfjae ls ajolkjd? La respuesta es no, Dios no puede hacer eso. No es que Dios no sea omnipotente, es que la pregunta no tiene sentido: “lkaxdfjae ls ajolkjd” ni siquiera son palabras.
Refinemos un poco el argumento con una segunda pregunta: ¿Puede Dios California la de pimiento un? Otra vez, la respuesta a esta pregunta es no, Dios no puede hacer eso. Y otra vez no es porque Dios no sea omnipotente, sino porque la pregunta no tiene sentido. Ahora todas las palabras de la frase existen, pero la frase no es gramaticalmente correcta y no significa nada. Sigamos.
Nuestra tercera pregunta es ¿Puede Dios hacer que el amarillo sea cinco? Esta vez la pregunta consta de palabras existentes y la frase es gramaticalmente correcta. Pero Dios no puede hacer eso porque, otra vez, la frase no tiene sentido. Dios puede pintar de amarillo una imagen del número “5”; también puede crear cinco objetos amarillos. Ni siquiera hace falta ser Dios para eso: puedo hacerlo yo. Pero no es eso lo que se pide. Lo que se pide es que de alguna manera el concepto “amarillo” se convierta en el concepto “cinco”. Eso no tiene sentido: son conceptos completamente diferentes, pues unos es un color y el otro un número, una cantidad.
Este es el punto crucial, entender que esta pregunta no tiene sentido porque no se pueden casar dos conceptos incompatibles. Porque a partir de ahora iremos viendo que, aunque sea más difícil de darse de ello, las preguntas estarán pidiendo casar conceptos incompatibles y por lo tanto no tendrán sentido.
Siguiente pregunta: ¿Puede Dios hacer que un triángulo sea un cuadrado? No estamos preguntando si Dios puede transformar un objeto que tiene forma de triángulo a tener forma de cuadrado –eso lo puedo hacer cualquiera– sino que case los conceptos de triángulo y de cuadrado. Ambos conceptos son de geometría, pero son incompatibles. Luego Dios no puede hacer eso, pero no por cuestiones de omnipotencia, sino porque la pregunta es del mismo tipo que la del amarillo y del cinco. Carece de sentido. Vamos con otra.
¿Puede Dios construir un triángulo cuyos ángulos no sumen 180º? (Nota para gente más entendida: estoy considerando sólo la geometría euclídea. En otras geometrías ya sé que se puede construir.) En este caso no es obvio, pero estamos otra vez casando conceptos incompatibles. Para darse cuenta de ello hay que saber suficiente geometría para saber no sólo que los ángulos de un triángulo suman 180º, sino que es una necesidad lógica que esto sea así. Es parte de la esencia del triángulo que sus ángulos sumen 180º. Es imposible que sea de otra manera. Luego la pregunta contiene el concepto de triángulo y el de objetos que necesariamente no son triángulos. La pregunta pide casar conceptos incompatibles, luego es del tipo “amarillo es cinco” y no tiene sentido.
Una vez puestos los cimientos, ataquemos la pregunta original: ¿Puede Dios crear una piedra tan pesada que Él no la pueda levantar? Para ver que la pregunta no tiene sentido exploremos los conceptos “pesado” y “levantar”. El concepto de peso tiene que ver con la fuerza de atracción que la Tierra ejerce sobre el objeto. Cuando levantamos algo lo que queremos decir que la alejamos de la superficie de la Tierra. Vemos, pues, que estamos usando la Tierra como referencia.
Supongamos que tengo una piedra sobre la superficie de la Tierra y que puedo levantarla sin problemas. La voy haciendo crecer y cada vez se hace más pasada y me cuesta más levantarla. Sigue creciendo más y más, tanto que se hace más grande y “pesada” que la Tierra (La Tierra hubiera quedado destruida por las fuerzas gravitatorias bastante antes, pero obviemos este detalle). Si muevo la piedra respecto a la Tierra ¿estoy levantando la piedra?¿Estoy levantando la Tierra?¿No estaríamos hablando del peso de la Tierra y no del de la piedra? Lo que quiere decir la pregunta ya no está muy claro. Y cuanto más grandes son los objetos, menos sentido tiene. Obviamente Dios puede crear el Universo (ya lo ha hecho), pero ¿puede levantar el Universo? Si pensamos un poco nos preguntamos qué quiere decir “levantar el Universo”.¿Levantarlo sobre qué? Y podríamos parar aquí: Dios no puede hacer esto porque la pregunta no tiene sentido. Pero se puede explorar un poco más (estudié ciencias físicas y no me puedo resistir a ir más allá…)
Intentemos precisar más la pregunta. Nos tenemos que forzosamente poner técnicos: ¿Puede Dios crear dos objetos tan masivos que no pueda cambiar la distancia entre sus centros de masas? Un objeto tan masivo tiene que ser un agujero negro. El caso que exige más fuerza para separarlos es tenerlos muy cerca uno de otro. Dos piedras pueden tocarse y siguen siendo dos piedras, pero si dos agujeros negros “se tocan” se convierten en un único objeto indivisible. Es más, “dentro” de un agujero negro hay una singularidad del espacio-tiempo y no tiene sentido hablar de distancias. Luego en el fondo, “objeto muy masivo” y “distancia” son dos conceptos incompatibles que no se pueden casar. La pregunta no tiene sentido.
Responder a esta pregunta tiene una parte de “divertimento”. Al menos a mí me ha divertido explorar la respuesta. Pero hay algo más serio: ¿Tiene límites la omnipotencia de Dios? Es decir, ¿hay algo que Dios no pueda hacer?
Y en cierto modo sí, hay cosas que Dios no puede hacer. Cada mañana procuro estudiar un rato el catecismo. Esta mañana he reflexionado sobre la pregunta ¿Qué quiere decir la palabra «Creo»? La respuesta: “La palabra «Creo» quiere decir: acepto firmemente las verdades reveladas por Dios, que no puede ni engañarse ni engañarnos.” Aquí vemos que Dios no puede engañar ni a nosotros ni a sí mismo. Pero ¿por qué no puede Dios engañarnos? Nótese que no dice que Dios no quiere engañarnos –eso se entiende fácil– si no que no puede. Y mi reflexión me ha llevado a la conclusión que Dios no puede engañarnos porque, si lo hiciera, no sería Dios: Dios es la Verdad y si pudiera engañar no sería la Verdad y por lo tanto no sería Dios. Es decir, que esto nos lleva al mismo caso del “amarillo es cinco”: Dios y engañar son dos conceptos incompatibles y por eso la pregunta ¿Puede Dios engañar? en el fondo no tiene sentido.
Dios no puede engañar; Dios no puede mentir; Dios no puede pecar; Dios no puede ignorar; Dios no puede contravenir la lógica. Pero esto no quiere decir que Dios no sea omnipotente: Dios puede hacerlo todo. Todo lo que tiene sentido en un Dios.
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