- En los Evangelios nunca aparece que Jesús aliviara la pobreza material de nadie. Lo que se acerca más es la multiplicación de los panes y los peces, pero era un hambre "coyuntural": Jesús les da de comer para que puedan seguir escuchándole y no tuvieran que irse a sus casas y a los pueblos cercanos a buscar comida, como sugerían los apóstoles.
- Indirectamente sí que se deduce que daban limosna a los pobres. El caso más claro lo vemos en el pasaje en el que María Magdalena le perfuma los pies. Judas, que guardaba la bolsa, indica que esto podría haberse usado para dárselo a los pobres y el Evangelista indica que lo que le importaba realmente era la bolsa. Luego del dinero que tenían, daban limosna. Es interesante que Jesucristo le reprocha a Judas el comentario.
- Como comparación, en los Evangelios aparece múltiples veces que Jesús sanaba a los enfermos, a los endemoniados y a los pecadores. Estos también son pobres, pero no pobres materiales, sino físicos y espirituales.
- Sto. Tomás –y seguramente otros santos y teólogos– recalcan que la pobreza espiritual es mucho más importante que la material. Es más, la pobreza material ha sido abrazada por muchos santos y órdenes religiosas. S. Francisco, por ejemplo, hizo de la pobreza material fundamento de su vida y de la de su orden.
- Eso no quiere decir que nos podamos olvidar de los pobres materiales. Eso lo tenemos clarísimo en la descripción del Juicio Final (Mt. 25, 31–45). Jesús está en los pobres y ayudar a un pobre material es ayudar a Jesucristo mismo.
- Dedicarse a los pobres materiales no es un camino al cielo. Hablo algo de ello en la entrada Lucha espiritual. Un caso interesante, y que no creo que sea excepcional, lo encontramos en el documental Converso (que recomiendo que veáis): una de las protagonistas explica como ella y su marido entraron en la Iglesia para ayudar a los pobres materiales y acabaron en CCOO y el Partido Comunista (y alejados de la Iglesia).
Pobreza material en nuestro mundo hay poco. Pobreza espiritual, muchísima. Me pregunto si el diablo nos hace fijarnos tanto en lo material para que no pongamos remedio a lo espiritual. Esto entronca directamente con las tentaciones del diablo a Jesucristo. Naturalmente que hay que dar limosna a quien nos lo pida y dar dinero y alimentos a Cáritas. Pero al menos añade una oración.
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