Cada Semana Santa lo mismo: en la proclamación de la Pasión en el Domingo de Ramos y el Viernes Santo, al poco de empezar, se indica a los fieles que pueden sentarse. Esto creo que es bastante habitual en toda España. Además –y esto no sé si es una costumbre local– se interrumpe 3 o 4 veces el relato para insertar cantos del coro. He discutido esta cuestión con todos los párrocos que hemos ido teniendo. Las excusas que me dan suelen ser dos y no se sostienen.
- Que si la gente es muy mayor. Pues los que por su salud no pueden estar de pie, que se sienten, pero los demás no tenemos por qué. Además, en particular hoy, Viernes Santo, con una iglesia llena, sólo había una docena de personas de elevada edad. La inmensa mayoría eran jóvenes o de mediana edad que podían estar de pie perfectamente.
- Que si estando tanto tiempo de pie se distraen. Cuando pregunto en qué se basan para esta afirmación y si no es más bien estando cómodamente sentados que es más fácil distraerse, no te saben contestar.
El Viernes Santo me da aún más rabia porque también están las preces que son muy largas y a nadie se le ocurre pedir a los fieles que se sienten. Me tengo que resistir cada año ante la tentación de cronometrar ambas cosas, pero mirando los textos, el Evangelio ocupa 8 páginas y las preces, 5 (cierto que las páginas del Evangelio son más densas). La diferencia no es tan grande y cualquier motivo para hacer sentar a la gente durante el Evangelio es igualmente válido para hacerles sentar durante las preces. Luego nuestros actos muestran que las preces son más importantes que el relato dela pasión.
La gente, incluso la de avanzada edad, no tiene ningún problema en quedarse en pie largo rato si se encuentran un amigo en la calle o en el bar. Pero para el Evangelio, ¡uy no! que es muy cansado.
Y lo de las interrupciones para cantar me pone casi más de los nervios que el sentarse. ¿A qué viene? Este tipo de cosas se hacen normalmente para romper la monotonía, pero ¿hay algo más dramático que el relato de la Pasión, especialmente la según S. Juan? Si te aburre la Pasión, nada te va a hacerla parecer interesante. Y estas interrupciones te hacen perder el hilo del relato. Los cantos son distractores, no ayudas.
Lo que realmente me duele es que han cogido dos de los momentos más profundos del año y los han convertido en una representación con cantos y todo. Y en el fondo lo hacen para que la gente esté más cómoda y entretenida. Han puesto la comodidad por delante de la reverencia. Supeditamos lo que necesita nuestra alma a lo que pide nuestro cuerpo. Y en todas las discusiones que he tenido nunca he conseguido nada a largo plazo (un años conseguí que no pidieran sentarse a la gente el Domingo de Ramos, pero el Viernes Santo volvieron a las malas costumbres).
Creo que en el fondo me dan la razón, pero no saben cómo hacerlo. No es tan difícil. Hace unos días escuché la respuesta que da el P. Jorge González Guadalix cuando le proponen que la gente se siente durante el relato de la Pasión: los dolores que se pueden sentir por estar de pie nos ayudan a estar más cercanos al dolor de Cristo en la Pasión.
Quizá la intensidad de mis sentimientos son excesivos. No lo sé. Pero siento que si hemos claudicado en esto es indicación de que ya hemos claudicado en cosas mucho más importantes. Si hemos vendido la Pasión, qué importa todo lo demás: ya hemos perdido.
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