miércoles, 14 de diciembre de 2022

Por qué soy católico - V b

 Tiene más sentido el Dios cristiano que Allah o que la visión judía de Dios

En la entrada anterior comparamos el concepto de Dios del cristianismo con el del islam. Pero si queremos comparar el cristianismo con el judaísmo no hemos de comparar dos conceptos de Dios, pues estamos hablando del mismo Dios, sino que hemos de comparar las dos visiones que tienen estas dos religiones de Dios. De esto trata esta entrada.

Está muy extendida la idea errada de que el judaísmo actual es el mismo que en tiempos de Cristo. Se piensa que el cristianismo se escindió del judaísmo mientras que éste siguió sin cambios.  No es así: en el año 70, con el asedio y la destrucción de Jerusalén y su templo por el general (y después emperador) Tito, el judaísmo sufrió un enorme golpe y prácticamente desapareció. Resurgió unos dos siglos después pero con cambios. Una prueba de ello es la escritura de un nuevo libro fundamental, el talmud, que son un conjunto de discusiones rabínicas sobre la ley, tradiciones, parábolas, etc. Este libro se escribió con este renacer, entre los siglos III y V. Por lo tanto el judaísmo actual tiene origen en el que existía en tiempos de Cristo, pero presenta cambios. Si se quiere distinguir entre ambos, al actual se le llama judaísmo talmúdico o judaísmo rabínico.

En el talmud se habla de Jesús y se niega su divinidad. Y esto es la clave que nos permite distinguir entre las dos visiones de Dios: ¿es Jesús el Hijo, la segunda persona de la Santísima Trinidad, o no?

Una manera de abordar esta cuestión es la que usan C.S. Lewis y el Venerable Fulton Sheen. Leyendo los Evangelios y mirando lo que Jesús dijo de sí mismo sólo tenemos tres opciones: (a) Jesús es quien dice ser, el Hijo de Dios; (b) Jesús es un demente, con delirios de ser Dios; o (c) Jesús es un embaucador, que engaña a sus seguidores. No hay otra opción. En particular, Jesús no puede ser sólo un maestro, especialmente iluminado por Dios: Él mismo niega esta posibilidad. Por ejemplo, públicamente perdona pecados (Mc 2, 5–12), cosa que sólo Dios puede hacer. Y durante su juicio ante el Sanedrín guarda silencio ante todas las acusaciones excepto una: la de ser Hijo de Dios. Y ante Pilatos hace lo mismo, aunque cambia lo de Hijo de Dios por algo que Pilatos pueda entender: rey de los Judíos. 

Esta misma escena del juicio hace poco razonable que Jesús fuera un embaucador: un timador no sigue con sus engaños cuando claramente se juega ser torturado y morir en la cruz, la muerte más horrible que tenían. Tuvo muchas posibilidades de escapar de este destino y no lo hizo.

Nos queda la última posibilidad, que Jesús fuera un loco que deliraba. Pero hacía milagros, milagros que incluso sus enemigos reconocían, aunque los atribuían al demonio. Y tras su muerte, sus seguidores no se dispersaron.  Esto lo destaca en Hechos 5, 34–39 el fariseo y doctor de la ley Gamaliel, que aconseja no hacer nada contra los apóstoles, pues “si esto es consejo u obra de hombres, se disolverá; pero si viene de Dios, no podréis disolverlo”. Es el mismo argumento que usa Sto. Tomás de Aquino contra el Islam y que exponía en la entrada anterior: el que, bajo persecución, los apóstoles y sus descendientes difundieran el cristianismo a todo el mundo conocido en pocos años es una muestra de que es de origen divino.

Esto hace que la opción más razonables sea que Jesús era Hijo de Dios, y por lo tanto, a pesar de las dificultades intelectuales que introduce el concepto de la Santísima Trinidad, y que ya discutimos, tiene más sentido la visión cristiana de Dios, con sus tres personas, Padre, Hijo y Espíritu Santo, que la visión judía.

He argumentado hasta el momento que Dios existe, que sólo hay un Dios, y que de las tres grandes religiones monoteístas, el cristianismo es el que tiene más sentido. Pero, desgraciadamente, hay divisiones entre los cristianos y tenemos los católicos, los ortodoxos y los protestantes. En las próximas entradas, ya las últimas de la serie, argumentaré por qué el catolicismo tiene más sentido que las otras dos opciones cristianas.


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