Tiene más sentido el misterio que entenderlo todo
Al final de la entrada anterior, hablando de la Santísima Trinidad, dejé dos preguntas que voy a responder ahora:
- ¿El hecho de no entender la esencia misma de Dios, es un impedimento para creer en Él?
- ¿Por qué Cristo mismo nos presentó a Dios así?¿No hubiera bastado dejarlo como en el Antiguo Testamento, un sólo Dios con una sola persona, sin entrar en detalles que no podemos comprender?
Empecemos por la primera. No entender cuestiones esenciales de Dios no es un impedimento para creer en Él. Todo lo contrario: Dios debe ser más que cualquier cosa que podamos concebir. No puede caber en nuestra mente: si cupiera, no puede ser Dios. Naturalmente, solamente tenemos una visión parcial de lo que Dios es. Y podría ser tan parcial que lo entendiéramos todo. Pero no es extraño pensar que a medida que se expande nuestra visión de Dios, se llega a sitios que no entendemos porque sobrepasan la comprensión humana. Es lógico que haya cuestiones que no entiendo de su ser y no es un impedimento para creer en esa concepción de dios. Todo lo contrario, un dios perfectamente comprensible, que pueda entender perfectamente tiene más pinta de ser una creación humana.
¿Pero cómo nos llegan concepciones de Dios que no podemos comprender? No puede ser por razonamiento; debe ser por revelación. Podemos razonar que Dios existe, podemos razonar que Dios es todopoderoso, podemos razonar que es la fuente de la justicia. Pero no podemos llegar por razonamiento a la Santísima Trinidad. Es un misterio que conocemos porque Cristo mismo nos lo reveló. Nos habló una y otra vez del Padre y de sí mismo, el Hijo, explicando su relación y cómo eran uno. Con menos frecuencia nos introdujo al Espíritu, enviado por el Padre y el Hijo. Luego la existencia de la Santísima Trinidad es revelada por Jesucristo. La descripción de su “estructura” –un Dios con 3 personas– sí que es una creación humana, para poder dotar de algún sentido a este misterio revelado.
Otra cuestión importante es que es una incomprensibilidad por extensión. Es decir, que es incomprensible porque va más allá de lo que podemos comprender. Un dios incomprensible que nosotros creemos lo será porque habrá alguna contradicción interna o porque desafíe a la lógica o porque sea ambiguo, etc. Lo podemos entender y entendemos que no tiene sentido. No es el caso del Dios del cristianismo. Por ejemplo, el Dios del Nuevo Testamento no es distinto del Dios del Antiguo Testamento, sino una descripción más detallada del mismo Dios. En el Nuevo Testamento en ningún momento se contradice al Dios del Antiguo Testamento, sino que se extiende. Y en el caso de la Santísima Trinidad, se extiende hasta más allá de nuestra comprensión.
Y llegamos a la segunda pregunta: ¿por qué hacer esta extensión, que genera problemas y dudas, y no dejar a Dios como lo conocían en el Antiguo Testamento? A poco que pensemos, la respuesta es obvia: en el momento que Dios se encarna y se hace hombre es necesario revelar más de la esencia de Dios. Si no, aparecen preguntas mucho más difíciles: ¿Cómo pudo Dios –todo Dios– formarse dentro del seno de una mujer? ¿Cómo puede ser Dios –todo Dios– un bebé que no puede ni hablar? ¿Dios puede estar dormido? ¿Dios puede morir? Estas preguntas dan lugar a muy serias dudas de que Jesucristo pueda ser Dios. Mucho más serias que lo que se desprende de la Santísima Trinidad. Había que dar alguna explicación, aunque fuera metida en el misterio, de cómo Jesucristo era Dios, y de ahí la revelación.
Un misterio relacionado es cómo puede Dios ser hombre también. ¿Cómo puede ser eso? Es otro misterio, revelado en la misma existencia de Cristo. Le damos sentido don la explicación de que Cristo es una persona, la Segunda Persona de la Santísima Trinidad, pero que tiene dos naturalezas: una humana y otra divina. Estas dos naturalezas están unidas en una unión hipostática (es decir, una unión de la esencia). La esencia de Dios-Hijo y la esencia de Jesús-hombre están unidas en su esencia: Cristo es completamente Dios y completamente hombre.
Estos misterios no pueden entenderse, pero deben aceptarse. Si no los aceptas no eres Cristiano, eres otra cosa. Pero la existencia de estos misterios no es un motivo para pensar que el Cristianismo es falso. Cuando trascendemos, siempre acabamos con un misterio que no podemos entender.
Y para mí tiene mucha más sentido que existan misterios, pensar que hay cuestiones de Dios que están más allá de mi comprensión, que entenderlo todo.
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