Hace unas semanas apareció en Religión en Libertad un reportaje sobre la comunidad de la parroquia de Nuestra Señora del Rosario, en Greenville, Carolina del Sur, al sureste de USA. En el artículo se cuenta cómo hay familias católicas dispuestas a mudarse desde el otro extremo del país para ir a vivir su vida y su fe en esa parroquia. El parroco es el P. Dwight Longenecker, un ex-pastor anglicano, autor de una veintena de libros. Fue entrevistado hace unos días por la revista Crisis (en inglés). La entrevista está también disponible en YouTube. Toda la entrevista es muy interesante, pero hay un punto que me hizo pensar mucho.
Le preguntaron (minuto 10 del video) sobre la desazón en muchos católicos americanos al ver como el Presidente Biden y la presidenta del Congreso Nancy Pelosi, se declaran devotos católicos, pero a la vez activamente proabortistas y sin que esto conlleve una respuesta contundente de los obispos. Su respuesta (min 11) es que esto es el síntoma de algo mucho más profundo: en la iglesia cristiana de hoy (tanto católica como protestante) se está viviendo un momento histórico similar al de la herejía arriana en los S. III a VI, en los que una gran proporción de los cristianos y de sus líderes no creen en la religión cristiana, sino en otra cosa, que él llama un deísmo moralista y terapéutico. En esta herejía se reduce a Dios a una deidad que no está presente, sino que vive tras alguna nube sin preocuparse de los hombres, y se reduce la salvación que Dios nos trajo a través de la muerte y resurrección de su Hijo a una moralidad, es decir, unas normas para ser “buena gente” y a una terapia que nos ayuda a mejorar y sentirnos bien con nuestra existencia, nuestro matrimonio, nuestro trabajo. Esta herejía ha socavado la fe cristiana y católica, dando lugar a una falta de creencia en algo sobrenatural, y, sin una base divina, nos hacemos nuestras propias religiones a nuestro gusto. Una consecuencia es que en esta situación los líderes religiosos no se ven con autoridad para promover una disciplina cristiana y, por ejemplo, amonestar a aquellos que públicamente no están siguiendo la Verdad de Cristo.
Lo que me impactó no es la novedad de lo que dice –en este blog y muchos otros se han tratado estos temas– sino el contexto, asimilándolo al gran problema de la herejía arriana en los primeros siglos de la Iglesia, a su precisa descripción de la herejía como un deísmo moralista y terapéutico y a su argumentación de cómo muchos problemas actuales derivan de esta forma de ver el cristianismo. Ilumina en 3 minutos el gran problema de la religión cristiana de los últimos años.
La gran pregunta que a cualquiera se le ocurre es ¿y qué se puede hacer? y a esto responde un poco más adelante (min 17): no es atacar, no es acomodarse al mundo, sino que es vivir el Evangelio y la vida cristiana de forma radical y fundamental, con la liturgia, la oración, los sacramentos, llevando todo esto a la vida familiar y laboral. Volver a los fundamentos cristianos nos convertirá en la luz que nuestra sociedad necesita. Más adelante explica ejemplos de cómo trabajan esto en su parroquia de Ntra. Sra. Rosario en Greenville, en el sureste de USA. De particular interés es el colegio adscrito a la parroquia.
Toda la entrevista es de gran interés. Hacia el final le preguntan qué podemos hacer en nuestro entorno (min 37), cuando posiblemente no tengamos una parroquia alrededor que nos dé soporte. Cuenta que al convertirse al catolicismo se preguntaba cómo llevar a cabo sus ideas e inquietudes y recibió este consejo de un amigo: “Ahora eres católico. No esperes a que te pidan hacer algo. Y no esperes que te lo agradezcan”. Si quieres hacer algo habla con gente, monta un grupo, sugiere ideas a tu párroco, sé positivo, sé acogedor, ponte a ello. Y, si es algo agradable al Señor, poco a poco irás creciendo.
Es una gran entrevista de un personaje muy interesante. Como he dicho, ha escrito muchos libros, aunque ninguno está traducido al Español. Si tienes la suerte de poder entender el inglés, míratela.
No hay comentarios:
Publicar un comentario