Tengo la mala tendencia a ser injustamente duro en primera instancia. Por eso normalmente escribo y reescribo mis entradas al blog, dejando tiempo entre mi primer borrador y la publicación para eliminar esas frases en las que me dejo llevar más por mi bilis que por la razón, la caridad y la verdad. Estas entradas tituladas “Crónica” van a ser más viscerales y sin tanta revisión. Pido a Dios que me permita ver las injusticias y durezas que no ayudan a nadie antes de que pasen al papel.
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Ayer escribí sobre la suspensión de las misas en la diócesis de Mallorca y el cierre temporal de la capilla de Adoración Perpetua. Hoy seguimos con cierres, pero también con alguna acción que abre la esperanza.
Yo reparto el viático en mi parroquia a enfermos y ancianos. El sábado pregunté al párroco si seguíamos o no. El repartir el viático en estas condiciones requiere una cadena de “síes”: Debe dar su asentimiento la parroquia, el que recibe el viático, el que lo reparte y, para un caso concreto, la dirección de la residencia de ancianos a la que vamos. Esta tarde me ha llamado mi párroco diciendo que han decidido que mejor suspender el viático. Me ha pedido que llame por teléfono a los que pueda y que si quieren hablar con un sacerdote, que se lo diga, que él irá.
En la misma llamada hemos hablado sobre la posibilidad de tener la iglesia abierta. Yo me había ofrecido voluntario a tenerla abierta 4 horas cada tarde y a organizar un programa de oración: rosario, una novena, la coronilla de la divina misericordia y lo que fuera menester. Me ha dicho que vamos a abrir una hora: la hora en la que había misa. [Fragmento eliminado]
La tristeza se ahonda.
Pero vayamos a los brotes de esperanza. Sé de varios sacerdotes que han decidido celebrar misa diaria y anunciarla con toque de campanas, anuncios o como puedan para que los fieles puedan unirse desde sus casas. El sacerdote del hospital Son Espases (el hospital de referencia de Mallorca) va a estar en la capilla a la hora de la misa diaria para confesar y dar la comunión al que la quiera. El P. Jorge González Guadalix, del que hablé ayer, está retransmitiendo sus misas por facebook.
Soy coordinador de grupo de la Adoración Perpetua y ayer tuve que llamar a los adoradores de mi grupo para decirles que se cerraba la capilla. Uno me dijo que su mujer y él se habían puesto a hacer adoración en linea, a través de alguna de las páginas web con una webcam enfocado al Santísimo. Otra me dijo que ella iba a seguir haciendo su turno de 2 horas desde su casa cada semana. Dado que su turno es de 3 a 5 de la madrugada, tiene mucho mérito. Se ha apuntado una adoradora nueva a pesar del cierre, para empezar cuando reabramos.
El resto de Israel sigue vivo. No todo está perdido.
Ayer estuve pensando sobre las actitudes de los obispos y su falta de coraje. Quizá los obispos no estén dando un paso al frente porque temen (con razón) que sus feligreses no les van a seguir. La falta de coraje de la feligresía no ayuda al valor de su obispos. Cierto que ellos son los pastores y nosotros somos las ovejas, pero tenemos parte de la culpa por no ser fiables. Y mucha más culpa aún por no rezar por ellos. Yo sí que rezo por el Papa cada día, pero casi nunca por mi obispo. He cambiado esta mala actitud. Si queremos obispos santos y valientes hemos de rezar por ellos. Los lodos que estamos viendo vienen de polvos de muchos años y no lo vamos a arreglar en unos días. Pero hemos de empezar: rezad cada día por vuestros obispos.
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