sábado, 25 de abril de 2020

Necesito ser un bebé mejicano

Hace muchos años, unos 30, una buena amiga mía fue a una conferencia dada por un pediatra británico. Este pediatra tenía un problema: los bebés huérfanos de sus hospitales enfermaban y morían mucho. Mucho más por ejemplo, que los bebés huérfanos de los hospitales mejicanos. Y no entendía cómo podía ser: en los hospitales británicos había más higiene, mejores recursos, mejor alimentación, les hacían más pruebas médicas, los tratamientos eran más avanzados… pero a pesar de todo esto, enfermaban y morían mucho más que en los hospitales mejicanos. Se dedicó a estudiar el caso, miró los datos, los historiales, fue a Méjico una temporada y finalmente dio con la clave: en los hospitales mejicanos los médicos, las enfermeras, los auxiliares, las señoras de la limpieza, todo el mundo, acariciaban a los bebés, los besaban, los cogían en brazos y los achuchaban… mientras que en Gran Bretaña los tocaban lo imprescindible y, si había que hacerlo, se ponían guantes. Más que la limpieza y los medicamentos, los bebés necesitan el contacto humano piel con piel, el calor de un buen estrujón.

Pues a mí me está pasando lo mismo. Me siento bebé británico, con un alma que enferma. No me basta ver la misa por televisión, no me basta ver al Santísimo expuesto en mi pantalla de ordenador, no me basta la comunión espiritual, no me basta la contrición personal (que seguro que no es perfecta) no me basta escuchar sermones en YouTube. Todo esto está bien, es mejor que nada,  pero no me basta. Necesito el contacto con Cristo, necesito las misas, la comunión, el estar ante el sagrario, tener al Santísimo allí presente, a unos metros de mí. Necesito ver al sacerdote y que él me vea, necesito la confesión. Necesito tener a la comunidad cerca (a la distancia reglamentaria, ya me basta), escuchar su amén y rezar con ellos el rosario. Necesito ver y tocar a Jesús en la Eucaristía y en la comunidad.

Junto con muchos otros, pido a nuestros pastores, los Obispos, que vuelvan a abrir las iglesias pronto, ya mismo si es posible. Que, con las obligatorias precauciones, vuelvan las celebraciones de las misas, que vuelvan los sacramentos, que vuelva nuestro contacto directo y cercano con el Señor.  Han tomado muchas medidas para ocuparse de la salud de nuestros cuerpos, ahora es urgente que se preocupen de la salud de nuestras almas.  Necesito, necesitamos, volver a ser bebés mejicanos.


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